Milpa maya en peligro: alianza multisectorial busca evitar su extinción

La milpa maya, sistema agrícola con más de 3,500 años de sustentabilidad y base de la gastronomía yucateca, enfrenta un riesgo crítico: podría desaparecer en dos décadas debido al envejecimiento de los milperos —la mayoría mayores de 80 años— y la falta de interés de las nuevas generaciones. Ante esto, una coalición integrada por la Junta Intermunicipal Biocultural del Puuc, la Fundación de Mercados de Yucatán, instituciones académicas como el CICY y el Cinvestav, junto a secretarías estatales, impulsa acciones para rescatar esta práctica ancestral. Su meta: garantizar la continuidad de los conocimientos milenarios y crear canales directos de venta que eviten la merma de ganancias para los productores.

Con solo 700 milperos activos en 90 familias, según estudios, y una producción en declive, la iniciativa busca revalorizar este legado biocultural reconocido por la FAO como Patrimonio Agrícola Mundial. Entre sus objetivos clave está formar un órgano de gobernanza liderado por los propios milperos, fortalecer redes de mercados públicos y promover el consumo de productos como la pepita autóctona, esencial para platillos emblemáticos como los papadzules. “Sin la milpa, la gastronomía yucateca perdería su esencia”, advierten los expertos, destacando que ya hay más chefs que agricultores dedicados a este sistema.

La crisis no solo amenaza la seguridad alimentaria, sino también la identidad cultural. La sustitución de ingredientes yucatecos por externos —como una crema en lugar de pepita— alteraría sabores únicos, mientras la migración juvenil a otros cultivos más rentables acelera el abandono. Organizaciones como la Red Ich Kool enfatizan la urgencia de “resignificar” la milpa, dignificando su valor productivo y saludable, así como generando alianzas para su estudio y distribución. “Sin este sistema, los mercados y la cocina tradicional no serían lo mismo”, subrayan.

El plan de acción incluye 10 estrategias, desde certificaciones hasta políticas públicas que integren a mujeres y jóvenes. Con el respaldo de la Sedeculta y universidades como la Uady, se busca no solo evitar la extinción, sino también posicionar la milpa como eje de resiliencia ambiental y económica. El reto es claro: transformar el reconocimiento internacional en acciones concretas que aseguren que los hijos de los milperos hereden un legado vivo, no un recuerdo.