Erosión costera amenaza playas, fauna y turismo

La costa yucateca vive un retroceso alarmante: playas clave como Chelem Puerto, Chicxulub y Progreso han perdido franjas de arena que en algunos puntos ya son inexistentes. El avance del mar, potenciado por fenómenos de vaciante y fuertes corrientes, deja a la vista rocas y escombros en lugar de arena fina, lo que obstruye tanto el paso de bañistas como las zonas naturales donde depositan sus huevos las tortugas marinas.

En Chelem Puerto, testigos han documentado al menos dos intentos fallidos de anidación este año: las tortugas emergieron para desovar, pero la ausencia de una franja adecuada de arena las obligó a volver al mar sin completar su ciclo reproductivo. En Chicxulub, el agua ya toca las primeras viviendas ribereñas y elimina los espacios antes destinados al descanso de veraneantes, mientras que en Progreso la emblemática zona de letras turísticas ha quedado atrapada entre 60 m de piedras y el mar, con palmeras acordonadas al borde del colapso.

Comerciantes y visitantes lamentan el impacto económico y ecológico. “El año pasado podíamos poner mesas frente al mar; hoy cuesta encontrar un tramo de playa”, comenta Carmen Mukul, visitante asidua. Además del turismo, la pesca local y la conservación de humedales resultan afectados cuando zonas cercanas pierden entre 20 y 100 m de costa en municipios como Telchac.

Para paliar el fenómeno, el CICY y Conacyt implementaron geotubos que han logrado recuperar entre 5 y 8 m de costa en un año; sin embargo, su efectividad varía según la dinámica del litoral y aún falta cobertura de oriente a poniente. Expertos y sociedad civil reclaman a las autoridades un programa integral de recuperación de playas, que combine protección de dunas, uso de geotubos y restauración de vegetación costera para preservar la fauna marina y el turismo sostenible en Yucatán.