Loros bajo amenaza: persiste la venta ilegal en el sur de Quintana Roo pese a prohibiciones
El tráfico clandestino de pericos y loros continúa en comunidades rurales de Quintana Roo; autoridades ausentes y ciudadanía indiferente agravan la crisis ambiental.

#QuintanaRoo
27 de junio de 2025
En pleno 2025, la venta ilegal de loros y pericos en comunidades del sur de Quintana Roo sigue siendo una práctica impune, lucrativa y alarmantemente común. A pesar de las prohibiciones establecidas desde 2008 en la Ley General de Vida Silvestre, las aves siguen siendo extraídas de sus nidos y comercializadas por redes sociales, principalmente durante la temporada de cría, entre marzo y junio.
Óscar Rébora, secretario de la Sema, comentó al respecto del crecimiento del comercio ilegal: "El tráfico de especies el linea es una amenza directa a nuestros ecosistemas. Se ofertan desde resptíleshasta mamíferos, orquídeas y partes de animales como pieles o colmillos. Celebramos esfuerzos como el reciente conveniiorenovado entre PROFEPA y Mercado Libre para cerrar las brechas de este tipo de ventas."
Rébora destaca el rol que tiene la ciudadanía de no solo ignorar estos anuncios de venta ilegal, pero reportarlos, denunciar en las mismas plataformas para que éstas asuman su responsabiilidad de mantener arriba estos posteos ilegales.
"La conservación es una tarea colectiva. Desde Quintana Roo estamos comprometidos cono proteger nuestra biodiversidad y exigimos que se fortaleza el marco legal y los mecanismos de vigilancia" comentó Óscar Rébora.
Las especies más codiciadas, como el loro frente blanca (Amazona albifrons) y el perico atolero (Eupsittula nana), ambas protegidas por la NOM-059-SEMARNAT-2010, son víctimas de una cadena ilegal que inicia en zonas rurales cercanas a Campeche y termina en mercados urbanos como Chetumal y Bacalar. Ahí, se comercializan crías por precios que oscilan entre los 500 y 2 mil pesos, según la especie y el lugar de entrega.
La situación se complica aún más ante la ausencia de acciones efectivas por parte de autoridades ambientales, como PROFEPA y SEMARNAT. A la fecha, no se han reportado operativos recientes en la región ni detenciones vinculadas al tráfico de estas aves, lo que ha generado preocupación entre ambientalistas y defensores de la fauna silvestre.
El problema no es solo ecológico: tener un loro silvestre en casa representa un riesgo sanitario, ya que estas aves pueden transmitir enfermedades y requieren cuidados específicos que, en la mayoría de los casos, no se les brindan. Además, el cautiverio genera estrés, sufrimiento y, muchas veces, la muerte prematura del ejemplar.
Por su parte, organizaciones como Teyeliz AC han monitoreado el comercio ilegal a través de plataformas digitales. En 2024 identificaron más de 500 anuncios en línea de especies en peligro, muchos de ellos fraudulentos. El 56% de estas publicaciones resultaron ser estafas, donde se solicita un anticipo por supuestos envíos de loros que nunca llegan, dejando a los compradores sin ave y sin dinero.
A pesar de que redes sociales como Facebook prohíben la venta de psitácidos, los anuncios siguen apareciendo, aprovechando la falta de regulación digital efectiva. Según Teyeliz, más de mil personas intentaron adquirir estas aves en línea, lo que revela una preocupante falta de conciencia ambiental.
Especialistas recuerdan que el artículo 60 Bis 2 de la LGVS prohíbe explícitamente el comercio y la tenencia de loros mexicanos sin autorización. Las sanciones pueden incluir multas elevadas y hasta penas de prisión. Sin embargo, sin vigilancia y sin denuncias, el tráfico persiste como un delito de bajo riesgo y alta ganancia.
Llamado a la ciudadanía
El daño ambiental no se detendrá solo con leyes: la conciencia social es clave. Activistas y expertos exhortan a la población de Quintana Roo a no comprar ni poseer loros o pericos silvestres. Comprar uno de estos animales no es un acto de amor, sino una contribución directa a su extinción.
También invitan a denunciar los anuncios ilegales a la PROFEPA (al 800 776 33 72) y denunciar directamente en redes a los administradores de páginas digitales. Cada reporte ayuda a frenar esta cadena de explotación y a proteger la biodiversidad de México.