Juez federal archiva amparo y delfinario de hotel Barceló queda clausurado definitivamente

El juez federal Alonso Robles Cuétara determinó que ya no es posible devolver el control del delfinario a la empresa Acuario Arrecifal, operadora original del sitio. La decisión pone fin anticipado al amparo promovido contra la Profepa, la Semarnat y la Dirección General de Inspección y Vigilancia de Vida Silvestre.

La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) anunció el pasado 12 de mayo la clausura total y definitiva del delfinario del hotel Barceló Riviera Maya, fundamentada en múltiples irregularidades: falta de autorización del Plan de Manejo, omisión de reportes de incidentes y prácticas de acrobacias que ponían en riesgo el bienestar de los mamíferos. 

Las prácticas observadas en este y otros delfinarios reflejan las limitaciones de la industria para satisfacer las complejas necesidades físicas, sociales y emocionales de los mamíferos marinos en cautiverio. Los delfines, requieren amplios espacios para nadar, interacción social y un entorno que estimule sus comportamientos naturales. En confinamiento, enfrentan restricciones que pueden conducir a problemas de salud, estrés y comportamientos anormales.

Organizaciones civiles han documentado el maltrato a los delfines, entre ellos un incidente en donde Mincho, uno de los ejemplares, sufrió un golpe contra el rebosadero de concreto mientras realizaba una acrobacia, hecho que nunca fue notificado por el delfinario a las autoridades ambientales.

En la sentencia, el juez Robles Cuétara señaló que “la afectación generada por la clausura definitiva configura una nueva situación jurídica que consume de manera irreparable los agraviados primigenios”, por lo que no procede continuar con el juicio de amparo. Con ello, se descarta cualquier posibilidad de que el delfinario de Barceló vuelva a operar bajo la administración de la empresa demandante.

Hasta el momento, Acuario Arrecifal no ha impugnado esta resolución mediante otro recurso de amparo, sino que anuncia una demanda de tipo administrativa para combatir la revocación de su control. 

La Profepa subrayó que el manejo de los delfines implicó acrobacias no autorizadas y un trato indigno, lo que motivó la decisión final de clausurar el delfinario del hotel Barceló. Con el cierre del amparo, el bienestar animal se impone por encima de intereses comerciales, marcando un precedente en materia de protección animal en uno de los destinos más turísticos de la Riviera Maya.