Greenwashing: la verdad detrás del falso activismo contra el Tren Maya
Centinelas del Agua, vinculada a dueños de delfinarios, impulsa campaña ambiental "Sélvame del Tren" mientras enfrentan señalamientos por maltrato animal.

#QuintanaRoo
24 de marzo de 2025
Reportaje especial por Luz Baena
HECHOS
1. Este es un trabajo de investigación que expone, a partir de fuentes abiertas, las actividades de greenwashing (falso ambientalismo, ecopostureo, lavado verde) que han llevado a cabo los delfinarios de Quintana Roo contra la construcción del Tren Maya, mediante la asociación civil Centinelas del Agua que impulsó la creación y promovió lanzamiento de Sélvame del Tren en marzo de 2022.
2. El colectivo Sélvame del Tren es la organización más importante que se opone al Tren Maya. Definido a sí mismo como defensor de la Selva Maya, fue creado para advertir los riesgos ecológicos del desarrollo ferroviario en los tramos 5, 6 y 7 desde Cancún hasta Campeche.
3. Los delfinarios se encuentran hoy en día en el centro del debate ambientalista debido al maltrato animal y la explotación de la fauna que se ejerce en estos centros de entretenimiento con fines de lucro, no solo por el cautiverio forzado en contra de la naturaleza silvestre de los cetáceos, sino por causarles enfermedades graves y la muerte.
4. La organización Centinelas del Agua está vinculada con el negocio de los delfinarios y ha participado activamente en la oposición al Tren Maya por sus impactos ambientales en los ecosistemas de la región, lo que genera incongruencias en su postura ecológica.
5. Centinelas del Agua fue fundada por el empresario Francisco Córdova Lira, también creador de los parques Xcaret y Xel-Há, así como fundador y director de la empresa Via Delphi-Delphinus que opera seis de los 18 delfinarios en Quintana Roo, entre ellos los de Xcaret y Xel-Há que, además de espectáculos con delfines entrenados, venden el servicio de nado con estos animales en albercas.
6. Centinelas del Agua fue fundada por Francisco Córdova Lira y ha sido liderada por él, su hermana Ana Lilia y sus más cercanos, como Otto von Bertrab, quien se desempeñó como vocero de la asociación durante el lanzamiento de la campaña Sélvame del Tren. Otto von Bertrab dirige el parque ecológico Río Secreto, cuyo brazo de responsabilidad social es precisamente Centinelas del Agua.
7. La 4T ha criticado y dudado de los propósitos ambientalistas del colectivo Sélvame del Tren y los famosos del medio del espectáculo que se unieron a su campaña, como Eugenio Derbez, Natalia Lafourcade, Bárbara Mori, Rubén Albarrán y Natalia Córdova Buckley, actriz, hija de Francisco Córdova Lira y cofundadora de Sélvame del Tren.
8. El propio Andrés Manuel López Obrador declaró en marzo de 2022 que los artistas participaban en la campaña contra el Tren Maya “más por dinero, sin vocación verdaderamente ecologista”, señalando que el discurso expresado en sus videos fue fabricado y financiado por un tercero que veía implicados sus intereses económicos con el desarrollo ferroviario.
9. Un mes después, AMLO señaló a Francisco Córdova Lira, junto con otros 14 empresarios hoteleros del sureste del país, como ambientalistas mercenarios que veían afectados sus propios intereses económicos con el Tren Maya.
10. Por otro lado, a principios de febrero de 2025, se viralizó en redes sociales un video que muestra a un delfín estrellándose afuera de la pequeña alberca del Hotel Barceló Maya Grand Resort, delfinario que es operado por la empresa Via Delphi-Delphinus, propiedad de Francisco Córdova Lira. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), de SEMARNAT, se encuentra investigando este delfinario por la muerte de un delfín y la desaparición de otro.
11. El Tren Maya ha polarizado a la opinión pública, enfrentando a un gobierno que lo promueve como motor de desarrollo sostenible contra un conglomerado de voces que lo califican como una amenaza ecológica. Sin embargo, algunos de los críticos del megaproyecto también son señalados por sus propios antecedentes, poniendo en evidencia cómo los intereses económicos pueden disfrazarse de preocupaciones ambientales o, en otras palabras, cómo pasan fácilmente por un greenwashing o lavado verde de intenciones.

Chetumal, Quintana Roo.- En la península de Yucatán, los intereses ambientales, políticos y económicos se entrelazan en una narrativa compleja en torno al Tren Maya. Mientras diversas voces se levantan en defensa del medio ambiente, como el colectivo Sélvame del Tren, algunas organizaciones ambientalistas generan controversia en términos de ética y congruencia.
Entre ellas, destaca la asociación civil Centinelas del Agua, fundada por la conocida familia Córdova Lira. Aunque esta organización se presenta como defensora del agua en la región, su vinculación con el negocio de los delfinarios de Quintana Roo, que son señalados por abuso y explotación de mamíferos marinos, plantea serias preguntas sobre la coherencia de su activismo.

En este contexto de contradicción, surge inevitablemente el concepto de greenwashing, una estrategia de marketing que utilizan algunas empresas para proyectar una imagen de responsabilidad ambiental que no corresponde con sus prácticas reales. Es decir, aparentan ser más “verdes” o ecológicas de lo que realmente son. El propósito: mejorar su reputación o atraer consumidores conscientes del cuidado del medio ambiente, sin implementar cambios significativos en sus operaciones.
El término greenwashing fue acuñado en 1986 por el biólogo y activista ambiental Jay Westerveld, quien lo utilizó para criticar a la industria hotelera por pedir a los huéspedes que reutilizaran toallas de tela para "salvar el planeta", cuando en realidad su objetivo principal era reducir costos sin adoptar otras medidas ecológicas significativas. Desde entonces, el concepto se ha extendido a diversas industrias, donde las empresas utilizan etiquetas como "eco-friendly", "sostenible" o "natural" sin evidencia sólida que respalde estas afirmaciones.
El fenómeno del greenwashing se refleja claramente en ciertos ángulos de la controversia sobre el Tren Maya. Esta obra insignia del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, concebida como un catalizador para el desarrollo de la región, ha desatado críticas que van desde la afectación a los ecosistemas hasta las implicaciones para las comunidades indígenas.

Sin embargo, la incongruencia es patente cuando dueños y socios de delfinarios abogan por la protección del medio ambiente en la construcción del Tren Maya, en tanto que el cautiverio de delfines para entretenimiento con fines de lucro se relaciona con abuso y explotación hacia los mamíferos marinos, lo que ha sido ampliamente documentado por organizaciones internacionales con representación en México, como PETA, Empty The Tanks, Dolphin Project y Dolphin Freedom, entre muchas otras.
Llama la atención que, para organizaciones como Centinelas del Agua, proteger y preservar el acuífero de la península de Yucatán sea una prioridad que los define, pero que la crueldad que viven a diario los cetáceos explotados en los 18 delfinarios que aún operan en Quintana Roo, por ejemplo, no sean motivo de levantar la voz como parte del cuidado y la conservación de la biodiversidad.
¿El agua sí, la protección de la fauna silvestre no? La contradicción bien vale la pena indagar un poco más.
Los Córdova y el negocio del maltrato animal
Una figura central en esta discusión es el empresario Francisco Córdova Lira, fundador de los parques temáticos Xcaret y Xel-Há, aunque en 2008 vendió sus acciones de estos dos importantes centros turísticos. Córdova Lira ha sido señalado por criticar las obras públicas de la denominada Cuarta Transformación.

El propio expresidente Andrés Manuel López Obrador, durante una gira por el estado de Quintana Roo en abril de 2022, mostró la portada del periódico Sol Quintana Roo con el encabezado “¡Ambientalistas mercenarios!” y la fotografía de Francisco Córdova Lira, junto con las de otros 14 hoteleros (entre ellos, José Chapur, Abelardo Vara, Roma rico Arroyo, Pedro Vaca Elguera y Jesús Almaguer), como parte del grupo de empresarios que se manifestaron en desacuerdo con el Tren Maya por involucrar sus propios intereses económicos en la ruta de construcción.
A pesar de su oposición ambientalista hacia el Tren Maya, y aunque se considera a sí mismo un amante de la naturaleza, como la ha declarado a medios de comunicación, Córdova Lira tiene intereses económicos directos en la industria de los delfinarios, un sector que ha sido fuertemente criticado por maltrato animal.
Córdova Lira es el accionista principal de Grupo Via Delphi, la empresa líder en México en la operación de delfinarios y propietaria de la marca Delphinus en Quintana Roo, que opera seis de los 18 delfinarios de Quintana Roo, entre ellos los que se encuentran dentro de los parques Xel-Há y Xcaret, donde se vende el servicio de nado con delfines.
Dicha actividad ha sido extensamente cuestionada por expertos en bienestar animal y activistas, ya que no solo obliga a los mamíferos marinos a interactuar con personas en contra de su naturaleza silvestre, sino que pone en riesgo a los clientes. Frente a las iniciativas de prohibir los delfinarios, Córdova, como es de esperarse, no ha estado de acuerdo.
En 2017, él declaró que la propuesta del PVEM de cerrar los delfinarios era caprichosa y únicamente servía para obtener votos. Por otro lado, Francisco Córdova es fundador de la empresa Alltournative que maneja el parque ecológico Río Secreto en la Riviera Maya. También fundó la asociación civil Centinelas del Agua después del descubrimiento de los ríos subterráneos y las estalactitas de Río Secreto “para utilizar esta maravilla natural de forma sostenible”, como él mismo declaró en la exposición internacional Water for Life (Cancún, 2019).

Centinelas del Agua: activismo y polémica
En este contexto, la asociación Centinelas del Agua, establecida en 2010 con el objetivo de preservar los recursos hídricos de la región, ha sido impulsor y parte importante de la campaña Sélvame del Tren, que denuncia los daños ecológicos del megaproyecto. Sin embargo, la falta de críticas de esta organización a los desarrollos turísticos que ejercen maltrato animal, como los delfinarios, genera, a lo menos, sorpresa.
El mismo Francisco Córdova Lira fue presidente del Consejo Directivo de Centinelas del Agua, como da cuenta el Informe Anual 2020 de esta organización, con Otto von Bertrab Schott como cofundador y tesorero hasta 2022, otro ambientalista que dirige Río Secreto, cuyo brazo de responsabilidad social es precisamente Centinelas del Agua, tal cual anuncia el sitio oficial del también llamado museo de cristal. Otto von Bertrab participó activamente en la campaña de lanzamiento de Sélvame del Tren en medios de comunicación y fue uno de sus principales voceros, presentándose como fundador de Centinelas del Agua.
Es públicamente sabido que él fue uno de los gestores de la reunión del colectivo Sélvame del Tren con el presidente Andrés Manuel López Obrador, misma que el mandatario canceló. En el encuentro frustrado, Von Bertrab iba a presentar una alternativa de transporte para el tramo 5 del Tren Maya. Por otro lado, la propia Ana Lilia Córdova Lira, hermana de Francisco y actual presidenta de Centinelas del Agua, es cofundadora de esta organización.
Así, la cercanía familiar con los negocios de los delfinarios refuerza las críticas hacia la evidente contradicción entre los intereses económicos de los Córdova y su activismo ambientalista. A pesar de las denuncias por maltrato animal de organizaciones como PETA y Empty The Tanks, que han dado cuenta de los efectos negativos del cautiverio en la salud física y emocional de los delfines, Centinelas del Agua no ha mostrado la misma postura crítica hacia este sector.

Entre las consecuencias de mantener a delfines de dos o tres metros de largo en albercas cloradas de 20 metros de ancho por dos metros de profundidad, se ha documentado estrés crónico, depresión, enfermedades derivadas de la exposición permanente al sol como problemas de la piel, cataratas y ceguera, infecciones respiratorias, así como fracturas axiales y de mandíbula que son provocadas por la obligación de empujar a personas de cualquier peso con su hocico (foot push), esto como parte de los espectáculos de entretenimiento y el servicio de nado con delfines.
¿Puede obviarse la probable financiación de Centinelas del Agua por parte de los delfinarios de los Córdova? La lógica sugiere.
El arte como escudo: celebridades en la arena ambiental
Sélvame del Tren ha contado con el respaldo de numerosas figuras públicas, entre las que destacan artistas como Eugenio Derbez, Natalia Lafourcade, Rubén Albarrán, Saúl Hernández, Kate del Castillo, Bárbara Mori, Ofelia Medina y Ana Claudia Talancón, entre otros.
También la actriz y activista Natalia Córdova-Buckley, cofundadora de Sélvame del Tren e hija del referido dueño de delfinarios Francisco Córdova Lira, Natalia Córdova, además, ha sido vocera y miembro del Consejo Directivo de Centinelas del Agua.

Todos estos artistas protagonizaron una campaña sumamente mediática en contra del tramo 5 del proyecto, en la que denunciaban que la construcción generaba deforestación sin precedentes y atentaba contra cenotes, fuentes de agua y restos arqueológicos, pidiendo un rediseño de la ruta de dicho tramo.
Fuentes cercanas al colectivo Sélvame del Tren aseguran que la actriz Natalia Córdova-Buckley fue quien convocó y organizó a sus colegas de la industria del espectáculo para participar en el primer video promocional con el que lanzaron la campaña de denuncia contra el desarrollo del Tren Maya.
Paradójicamente, algunos de ellos participaron activamente en la promoción de Xcaret, como Eugenio Derbez. Este hecho ha generado críticas en medios y redes sociales sobre la coherencia de su postura ambientalista, considerando que parques como Xcaret y Xel-Há no solo han sido señalados por deforestación y afectación a los arrecifes de coral, sino que venden el servicio de nado con delfines.

Por cierto, Natalia Córdova-Buckley, desde su cuenta de X, se deslindó de las actividades empresariales de su familia relacionadas con los delfinarios. Sin embargo, no criticó a su padre por hacer dinero a costa del sufrimiento de los delfines. Curioso activismo selectivo.
Un doble rasero
El Tren Maya ha polarizado a la opinión pública, enfrentando a un gobierno que lo promueve como motor de desarrollo sostenible contra un conglomerado de voces que lo califican como una amenaza ecológica. Sin embargo, la narrativa se complica cuando algunos de los críticos del megaproyecto también son señalados por sus propios antecedentes, poniendo en evidencia cómo los intereses económicos pueden disfrazarse de preocupaciones ambientales o, en otras palabras, cómo pasan fácilmente por un greenwashing o lavado verde de intenciones.
En el caso de Centinelas del Agua y los Córdova, hay un doble rasero: mientras critican el impacto del Tren Maya sobre el medio ambiente y han ayudado al alcance del movimiento Sélvame del Tren, sus negocios en la industria de los delfinarios continúan explotando a los mamíferos marinos. En este complejo escenario, surge una pregunta crucial: ¿quiénes están realmente comprometidos con la protección del medio ambiente sin reservas?